- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Teodoro, monje del monasterio de San Gregorio, entró religioso, más por fuerza que por virtud, y vivía negligentemente. Estando herido de pestilencia, fue San Gregorio con los hermanos a ayudarle a morir. El enfermo comenzó a decir: "Apartaos, que el dragón me quiere tragar." Le dijeron: "Haz la señal de la cruz." Y respondió: "No puedo, porque me tiene ligado." Entonces, oraron todos con lágrimas a Dios y huyó el demonio. Teodoro dijo: "Gracias al Señor, que por vuestras oraciones soy libre. Por tanto, ya estoy dispuesto para renunciar de veras al mundo."
Otro monje, como suspirase por las olas de Egipto, dijo que se quería salir, y como no le pudiesen detener, dieronle sus vestidos. Al salir del monasterio, vio un gran dragón que venía abriendo la boca para tragarle, y comenzó a dar voces, diciendo: "¡Socorred, hermanos, que me traga este dragón!" Y no veían al dragón, sino a él que huía. Orando los hermanos por él, huyó el dragón y volvió al monasterio, entendiendo que el que le quería tragar era el demonio que le persuadía a salir.
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios
Publicar un comentario