Un monje cisterciense ,fue combatido

Así es el detractor, que no ve sus propias faltas

 


 Preguntó un hermano al abad Juan: «¿Cómo un alma que tiene sus propias faltas, no se avergüenza de hablar mal de su prójimo?». El anciano le respondió con esta parábola: «Era un hombre pobre que tenía mujer. Vio otra mujer más hermosa y también se casó con ella. Las dos estaban desnudas. Estaban en un lugar donde se celebraba un mercado y le rogaron las dos: "Queremos ir contigo al mercado". El las metió en un tonel, las subió a una barca y así llegaron al lugar. Al mediodía, una de ellas, al ver que la gente se había ido, salió en silencio y rápidamente del tonel, y encontró en un sirio cercano unas ropas viejas, se cubrió con ellas y se puso a pasear tranquilamente. La otra que estaba dentro desnuda, decía al marido: "Mira esa meretriz, va desnuda y no le da vergüenza". Y el marido le contestó amargamente: "¡Oh maravilla!, ésa cubrió su desnudez y tú en cambio totalmente desnuda no te da vergüenza el acusar a la que está vestida". Así es el detractor, que no ve sus propias faltas, y crítica siempre las ajenas».


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