su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

lo que decía Lutero de la confesión de los pecados



 La confesión no es el suplicio de las conciencias , como decía blasfemando el impío Lutero , sino un sacramento de amor , en que admirablemente campea la misericordia divina ; es preciso pues acercarse á él con un ánimo devoto ; pero al mismo tiempo alegre y lleno de confianza .

 Los juicios de Dios son tremendos para con aquellos que se obstinan en querer pecar ; pero con los que desean sinceramente convertirse á él y servirle de todas veras , son sumamente benignos y misericordiosos . 


Debemos pues acercarnos a este sacramento , representándonos á nuestro Dios no como un juez severo , sino como padre amoroso , que arde en deseos de echarnos los brazos al cuello y de lavarnos de toda mancha .

Las llagas y la sangre de un Dios crucificado por nuestro amor deben inspirarnos confianza . 

Si tenemos un vivo deseo de limpiar nuestra alma y de amarle verdaderamente de nada debemos temer , porque el Señor que penetra el fondo de nuestros corazones , viéndonos arrepentidos olvidará para siempre nuestras culpas , nos recibirá entre sus brazos y nos estrechará al corazón muy tiernamente .


El confesor es el médico espiritual de las almas ; por consiguiente es necesario procurar elegir el mejor que sea posible . 

Cierto que sería grande ceguera el poner poco cuidado en elegir un buen médico espiritual , mientras tanto nos esmeramos en la elección del médico temporal . No es una imaginación acalorada la que sugiere tal consejo ; nos lo enseña la doctrina de los santos , considerándolo como un documento de suma importancia . San Francisco de Sales , a pesar de que era tan dulce , benigno y sobremanera prudente , se expresa sobre este particular con mucha fuerza y energía , inculcando que para caminar por el sendero de la devoción se busque una guía excelente : le parece poco que se elija uno entre mil.


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