su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

El objetivo final de los illuminati

 

 


El objetivo final de los illuminati

El fundador de los Illuminati tuvo claro desde el primer momento para qué debía servir su sociedad secreta. En primer lugar, la protegió del exterior. Para ello la cerró a los curiosos, y decidió que la única forma de entrar en ella fuera a través de contactos muy estrechos y de confianza. Sólo los más influyentes podían acceder a la Orden.

El proyecto final de perdición del mundo, proponía cinco objetivos esenciales:

• Fin de los gobiernos: Pretende erradicar y abolir las monarquías o cualquier otra forma de gobierno que no se ajustase a sus preceptos. Para ello, los miembros de la secta, valiéndose de su poder económico, social y político, tendrían la misión de generar cuantos conflictos sean necesarios. Sólo cabía un gobierno: el del anticristo.

• Fin de las propiedades: La meta era conseguir que el poder económico residiera en los

miembros de la hermandad y en aquellas redes que ésta hubiera tejido. La propiedad privada y los

derechos sucesorios significan, pues, un peligro. Los miembros illuminati se encargarían de

estar en los puestos de control donde se manejara el poder económico.

• Fin del concepto de nación: Era preciso erradicar la multiplicidad de nacionalidades.

 

Es mejor un gran imperio, una gran patria, que no muchas y difíciles de controlar. Es preciso velar por eliminar el concepto de patriotismo y de nacionalismo. El objetivo era buscar un nuevo orden

mundial. La historia nos recuerda que también Julio César, como Bonaparte y Hitler, buscaron un

imperio único.

• Fin de la familia: Los Illuminati no creen en el matrimonio ni, en el concepto cristiano de familia

ni en los sistemas educativos

. El objetivo era hablar de familias libres, donde el amor o el deseo de unión entre dos personas debía prevalecer por encima del vínculo sacramental marcado por la Iglesia.

En cuanto a la educación, debía quedar reservada a sistemas comunales donde los educadores

han sido previamente formados por miembros de la Orden.

• Fin de las religiones: Las creencias religiosas y espirituales estan consideradas como una

forma de distracción, a la vez que como un peligroso vínculo con el poder del enemigo. Erradicar

las religiones significa conseguir que solamente las ideas de la sociedad secreta pudieran servir

como esperanza y consuelo en la vida.


LA HUELLA OCULTA DE LOS ILLUMINATI

«A veces, es preciso que la oscuridad reine por un momento antes de un nuevo resplandor»,

afirmaba el fundador ,en alguno de sus textos internos. Los Illuminati encendieron sólo una de las

muchas antorchas que conformaban las hogueras de las sociedades secretas. Oportunamente

reaparecerán, quizá no en primera persona, pero muchas de las conjuras y conspiraciones que se

producirán más adelante tendrán, sin ningún género de dudas, una buena influencia de ellos.

En ocasiones se comete el error de pensar que con la finalización o cese de una entidad secreta,

ésta muere definitivamente. Este mismo error ha sido cometido y aprovechado por muchos, por lo

que respecta a la sociedad de los Illuminati. Oficialmente perduraron once años. La versión

histórica afirma que la sociedad fue disgregada, y que su fundador huyó y murió en el exilio. Sin

embargo para los investigadores de la conspiración aquello no fue el final, sino más bien el

principio de una nueva etapa. El hecho de que el grupo haya sido oficialmente disuelto, le permite

seguir con sus actividades de forma todavía más clandestina y sin la preocupación de tener que

demostrar que no existe.

Hay otro aspecto a resaltar, y es que los Illuminati habían conseguido ramificarse lo suficiente

como para ostentar posiciones de poder en otras sociedades secretas aparentemente más inocentes, como por ejemplo.los rosacruces o incluso los masones.

Las fuentes disponibles nos dicen que mientras los illuminati se disgregaban, las filas de la

Masonería crecían, al igual que lo hacían los rosacruces y otras sociedades secretas de índole

menor, como por ejemplo los Carbonarios o la sociedad que en España se conoce con el nombre

de la Santa Garduña. Otras hipótesis postulan que en realidad fue al revés, es decir, que fueron los

masones quienes, al introducirse en los Illuminati, consiguieron finalmente su destrucción.

Resulta evidente que una de las dos teorías es la real, como evidente es también que una

sociedad como la Masonería, que en principio era de orden espiritual, efectuó una serie de giros

políticos sospechosamente iluministas. Una de las creencias más retorcidas —y éstas son

precisamente las que merece la pena tener en consideración— indica que, en realidad, tras la

disolución de los Illuminati se creó una sociedad secreta dentro de otra. Así, en el interior de la

Masonería habría habido otra hermandad aún más secreta que ni siquiera los principales masones

conocían, compuesta por hermanos masones pertenecientes a los Illuminati. Ellos, según esta

creencia, dominaban las dos sociedades, y a través de sus postulados y acciones tenían como

objetivo dominar el mundo.

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