su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

Dios mio , haced que muera á mi sensualidad

 


Dios mio , haced que muera á mi sensualidad ; castigaré todos los días mi carne criminal y combatiré mis deseos desarreglados . Ha red que muera á mi juicio y á mi voluntad . Os bendeciré en todos los trabajos que os dignéis enviarme . Seguiré por virtud el dictamen de otros prefiriéndole al mio , en todo lo que sea permitido , y practicaré la obediencia en todo lo que pueda . Haced que yo muera al deseo natural que tengo de que me estimen , aprueben y amen . No cesaré de humillarme a la vista de mis pecados , de la inconstancia de mi corazon , y de mi extrema fragilidad . 

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