su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

así el diablo castiga los demonios en el infierno

, considera cuán mudable es y cómo nunca permanece en un mismo ser. Para lo cual debes considerar cuánta sea la mudanza de nuestros cuerpos, los cuales nunca permanecen en una misma salud y disposición, y cuánto mayor la de los ánimos, que siempre andan como la mar alterados con diversos vientos y olas de pasiones y apetitos y cuidados que a cada hora nos perturban y, finalmente, cuántas sean las mudanzas que dicen de la fortuna, que nunca consiente mucho permanecer, ni en un mismo estado, ni en una misma prosperidad y alegría las cosas de la vida humana, sino siempre rueda de un lugar a otro. Y, sobre todo esto, considera cuán continuo sea el movimiento de nuestra vida, pues día y noche nunca para, sino siempre va perdiendo de su derecho. Según esto, ¿qué es nuestra vida sino una candela, que siempre se está gastando, y 
mientras más arde y resplandece, más se gasta? (Iob.14,2): ¿ Qué es nuestra vida, sino una flor que abre a la mañana y al medio día se marchita, y a la tarde se seca? 

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