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que la voluntad tiene que elegir a tentación es esa situación en
entre dos
opciones, y sabe que una opción es buena y otra mala, pero se siente atraído a
escoger la mala. Sabe que es la mala, pero por alguna razón se siente atraído a
escogerla. El error de caer en la tentación no es un error de inteligencia, no
es un problema de debilidad de la razón. Pues si no supiera que esa opción es
la mala, pecaría por ignorancia o por error, y por tanto no pecaría. Para pecar
hay que saber que uno está escogiendo la opción mala. No hay pecado sin mala
conciencia. Eso es lo que hace tan interesante el pecado desde el punto de
vista intelectual: ¿por qué escogemos el mal sabiendo que es el mal? Es un
verdadero misterio. Una respuesta
sencilla, que no es falsa, pero que tampoco explica el asunto, es contestar que
pecamos por debilidad. Lo cual es cierto, pero también es cierto que no somos
tan débiles como para no poder resistirnos. Si no fuéramos capaces de
resistirnos ya no habría pecado. No tendríamos elección. Si hay pecado es
porque podemos escoger. Y sabemos por experiencia que escogemos lo que
queremos. Si queremos hacer algo, nada ni nadie nos puede obligar a querer
hacer otra cosa. Luego por débiles que seamos siempre podemos resistirnos. Como
se ve, no podemos excusarnos ni por el campo de la inteligencia ni por el de la
voluntad. Hacemos el mal porque queremos.
Podríamos decir que cometemos el mal por el
bien que conseguimos con ello. Pero hay que recordar que la inteligencia
percibe que ese bien es una manzana envenenada. Percibe que es un pseudobien,
un bien que acarrea más mal que el bien que contiene. Por eso por muy deseable
que nos aparezca ese bien, la conciencia nos dice: no debes escoger esa opción.
Así que decir que hacemos el mal porque
nos aparece como un bien, es
cierto,
pero también es igualmente cierto que sabemos que ese bien que contiene es, a
fin de cuentas, un mal. Así que la explicación de que hacemos el mal por el
bien que nos ofrece esa acción, es una explicación adecuada, es algo que nos
ayuda a entender el el por qué del pecado, pero no lo explica del todo. Quizá
este misterio de la manzana envenenada que comemos a pesar de saber que está
envenenada no lo podamos explicar del todo nunca mientras estemos en la tierra.
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