su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

no te entristezcas por ello en absoluto



 “También, si en lo que deseas hacer según Dios te ves impedido por permisión divina, sea por enfermedad o por cualquier otra contingencia, no te entristezcas por ello en absoluto, sino sopórtalo todo con ecuanimidad de espíritu, encomendándote por entero a Aquel que sabe mejor que tú lo que te conviene y que te eleva continuamente hacia sí, con tal que te entregues a El sin reservas, aunque tal vez tú no lo veas. A esto, pues, sea encaminado todo tu esfuerzo, a ser dueño de ti mediante la paz y tranquilidad del corazón, y que ningún suceso te aflija, a no ser solo el pecado propio o ajeno, o aquello que induce al pecado”. Por tanto, no te contriste cualquier acontecimiento fortuito, ni te irrite el estímulo de indignación contra el defecto de otro, sino ten afecto de misericordia y compasión para con todos, pensando siempre que tú obrarías peor si Cristo Jesús no te conservara con sola su gracia.

Comentarios