- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
“También, si en lo que deseas hacer según Dios te ves impedido por permisión divina, sea por enfermedad o por cualquier otra contingencia, no te entristezcas por ello en absoluto, sino sopórtalo todo con ecuanimidad de espíritu, encomendándote por entero a Aquel que sabe mejor que tú lo que te conviene y que te eleva continuamente hacia sí, con tal que te entregues a El sin reservas, aunque tal vez tú no lo veas. A esto, pues, sea encaminado todo tu esfuerzo, a ser dueño de ti mediante la paz y tranquilidad del corazón, y que ningún suceso te aflija, a no ser solo el pecado propio o ajeno, o aquello que induce al pecado”. Por tanto, no te contriste cualquier acontecimiento fortuito, ni te irrite el estímulo de indignación contra el defecto de otro, sino ten afecto de misericordia y compasión para con todos, pensando siempre que tú obrarías peor si Cristo Jesús no te conservara con sola su gracia.
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios
Publicar un comentario