su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

Señor Jesucristo, te invoco e invoco tu santo nombre

 Dios de los Angeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, y de todos los que viven rectamente: Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, te invoco e invoco tu santo nombre y ruego a la preclara clemencia de tu majestad humildemente, que te dignes darme tu ayuda contra el malísimo espíritu y que dondequiera que esté, al oír tu nombre, velozmente salga y se aparte. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.




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