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el santo Obispo Dacio, fue a visitar al Emperador, pasando por una ciudad, fue hospedado en una casa en que andaban ciertos duendes, y venida la noche, empezaron los demonios a hacer gran ruido, y sonar varias voces de bestias fieras para espantarlo, entonces pidio el santo Obispo una estola, y agua bendita, y salió del aposento, y echando del agua por la casa,dijo: Y son ustedes querían ser como Dios , yo bestias , y peores que ellos, Y fue tanta la vergüenza y que recibieron,que nunca mas quisieron volver a la tal casa.
Es sentencia del Señor: “Mirad no obréis vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de lo contrario, no tenéis derecho a la paga cerca de vuestro Padre, que está en los cielos”
}Los que se fatigan por satisfacer sus gustos naturales, en ello reciben el premio y “firman el recibo de su paga”.
Paga, sin embargo, exigua, que se reduce a un poco de humo y a una efímera satisfacción, que presto pasa, sin dejar nada de provecho en el alma. Dice el profeta Ageo que quienes trabajan, mas no para complacer a Dios, ponen sus ganancias en saco roto, que cuando se abre no se halla nada. Y de ello proviene que estos tales, si después de tanto trabajo no alcanzan el apetecido resultado, se desaniman; prueba de que no tenían por finalidad la sola gloria de Dios: quien obra sólo por esa divina gloria, aunque no tenga el apetecido éxito, no se turba, pues al fin logró el fin que se prefijara, que era agradar a Dios por medio de su rectitud de intención.
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