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En un lugar del Brasil se conserva una milagrosa imágen, llamada Nuestra Señora Aze Mediana, tomando el nombre del padre Ignacio Acebedo, de la Compañía de Jesús. Con este Padre hizo la Santísima Virgen día como hoy, año de 1570, aquella maravilla de no permitir se hundiera su cuerpo estando ya cadáver en el mar. Fue el caso , que habiéndose embarcado para el Brasil cuarenta religiosos de la Compañía , de los cual- les la cabeza , y superior era este célebre varón Ignacio , encontraron no lejos de la isla llamada Tercera , un gran corsario , Jaques Soria , francés , hereje calvinista , el cual así que aprisionó la nave , y vio que entre otros había gente de la Compañía , se alegró mucho , por tenerles particular ojeriza y aborrecimiento , por cuanto ( según decía ) era gente que iba á predicar falsos dogmas ; y siendo así que a los demás que iban solo quiso despojarlo de lo que llevaban , á estos religiosos trató de ver si les podría reducir á su secta , y si no pasarlos á cuchillo . El P. Ignacio así que entendió los intentos del hereje , sacó una imagen de la Santísima Virgen , que traía de Roma , y con viva Fé y copiosas lágrimas , hizo esta oración , exhortando también , y animando á los demás : Ya , Señora , según veo , es llegada la hora de manifestar el amor que tenemos á ti , y cae tu Hijo Jesucristo nuestro Redentor : ya , Señora , veo que nos adelantas el feliz día del martirio , para el cual salimos mis compañeros y yo : lo que , Madre mía , te suplico es , no me dejes ni permitas que esta tu imágen se aparte de mi cuerpo , pues en ella tengo puestas mis esperanzas . No dijo tan quedo estas palabras el devoto católico, que no pudiera sentirlas un hereje, y cual mastín rabioso, quiso ensangrentar sus dientes en esta oveja inocente y cándida del Señor, y haciendo burla de la Virgen, tomando tres lanzas, le atreves el corazón diciendo: Ya estarás contento, que sin dejar tu imágen mueres. Aunque estaba tan mortalmente herido el padre, tuvo aliento para decir gritando, que lo pudieran oír todos los de la nave: Séame testigos los ángeles y los hombres, que muero defendiendo la Fé católica; y vosotros, hijos y compañeros míos, no temáis, que hoy nos veremos en el cielo. Dicho esto, expiró; pero la imagen no pudo los herejes quitársela jamás, y con ella la arrojaron al mar. Pero, un caso maravilloso ! sobre las aguas le sustentó el cuerpo , haciéndose tabla la estampa de la Virgen todo el tiempo que fue menester para llegar a tierra : cosa que aturdió aún á los mismos herejes ; pero como estaban obstinados , perdonaron la vida á los demás , sino que antes bien degollando á unos , dándole de puñaladas á otros , los arrojan todos al mar , pasando sus di- esas almas á los descansos eternos , como le fue revelado este mismo día á Santa Teresa de Jesús .
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