su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

Dios mío, concédeme el valor y fortaleza para combatir mis inclinaciones

 


 "Nosotros debemos medir nuestro progreso en la vida espiritual por la virtud de la mortificación; a mayor celo en mortificarnos, nos hacemos más perfectos" (San Jerónimo). 

San Francisco de Borja afirmaba que ser santo requería constante mortificación. Un joven anacoreta preguntó a un anciano santo por qué tan pocos alcanzan la perfección, y este respondió que ser perfecto implica morir a las propias inclinaciones, un sacrificio que pocos hacen. 

Dios mío, concédeme el valor y fortaleza para combatir mis inclinaciones y fortalecerme continuamente".

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