su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

El embajador del cielo

 


Obispo de Acaya Mamertino, honrado pero fatigado por los ahogos de conciencia debido a la vanidad de sus sacerdotes, buscó alivio. Después de 21 días de oración y lágrimas, su ángel custodio se le apareció como Embajador del Cielo, revelándole la voluntad de Dios. El angel benévolo le advirtió que muchos sacerdotes se rebelarían por negarse a hacer sacrificios. Se le recordó al obispo que a ningún sacerdote se le permite tratar con los bienes patrimoniales de Cristo más allá de los límites establecidos para los hombres.

pobres y las obras piadosas, cuyos bienes deberían mantener un estado decoroso. El sacerdote, como administrador y no señor de los bienes de la Iglesia, extravía a los fieles. El placer obstaculiza la obediencia puntual a servir a Dios y aparta de la oración y contemplación, ejercicios propios de la vida sacerdotal. Un sacerdote que vive con vicios y sin sobriedad comete robos y vive en pecado mortal.El obispo, espejo de los súbditos, tiene la obligación de vivir con moderación y abstinencia. La vida regalada del religioso es especialmente peligrosa, ya que hizo votos de pobreza y profesa el estado de penitencia, renunciando a toda superfluidez, incluso muriendo en cilicio y ceniza. El arcángel reveló al santo obispo el modo de vida que debían seguir sus sacerdotes y religiosos. El patriarca Francisco Ximenez, atormentado por escrúpulos, buscó alivio en su ángel custodio, el Embajador del Cielo, para guiarlo en las materias de su obispado, revelando así la voluntad de Dios. El ángel le advirtió sobre la prohibición de tratar con comidas lujosas de los bienes de Cristo y destacó la importancia de vivir dentro de los límites comunes a los hombres.

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