su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

cuando no tenga a otro, se irá a hablar con el diablo.

 


Hombre casado que no riñen con la lengua sino con el ceño, de modo que en muchos días no se les oye una palabra: este es un medio tan imprudente como pernicioso. 

Extraña un gran intérprete, que siendo Eva tan tímida como mujer, emprendiese conversación con un animal tan espantoso como la culebra: responde que no consta del texto que hasta entonces Adán le hubiese hablado una palabra; y que mujer que experimenta en su marido semejante sequedad, cuando no tenga a otro, se irá a hablar con el diablo. 

No seáis pues amargos con vuestras mujeres, amadlas, honradlas, no las ofendáis por obra, por palabra ni aun por ceño; no discutan con ociosas réplicas; si faltan, hablen con racionalidad sobre ellas, pero no riñáis con ellas. 

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