- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
En la República de Atenas hubo un Senador tan codicioso de hacienda, que no contentándose con lo que legítimamente adquiría, para dejar a sus hijos riquísimos, no mirando a la razón de la caridad (como por lo general se practica entre aquellos que humildemente han comenzado a gobernar), para eternizar sus casas, atropellaba la autoridad de su Príncipe y su alma. Como lobo, tragaba cuanto hallaba, de tal manera que en breve tiempo llegó a ser el más rico que había en aquella República. Y al paso que era estimado por su riqueza y poder, y que todo lo tenía, le murieron los hijos; y quedando solo y desconsolado, sin saber qué hacer con tanta hacienda, determinó fabricar un suntuosísimo Palacio, como lo hizo, adornándolo con riquísimas alhajas de las mejores que se hallaron en el mundo, además de las amenísimas recreaciones de jardines, fuentes y curiosidades, regalando a todos con exquisitos manjares y bebidas de todo género. Y para que fuese notorio a todos que aquella era casa de recreación, mandó poner un rótulo encima de la puerta que decía: 'Decretum detur, ne dormiat, nec epuletur hic gens villana, sed Achilles, Plato, Diana', que significa: 'Mando que ni duerma ni coma en este Palacio gente villana, sino soldados, Poetas y musas'. De muchas partes venía a ver tal Palacio y riquezas, y fue de tal modo que por la fama que en breve tiempo adquirió por la suntuosidad de la fabrica y franquezas, se convocó el orbe para ver tal grandeza, quedando admirados de la maravilla, además de los regalos y agasajos que recibían, regalándolos y entreteniéndolos con diferentes juegos, comedias y conversaciones muy propias de aquellos que, mandando en riquezas, olvidando lo eterno, perecen en su desordenada vida, perdiendo alma y cuerpo. Y por el fumo hazedor, cuando más Aquí "Cuidados de las visitas, nos regala con ellas.
Enfermó este Senador tan gravemente, que apenas reconocía, ni oía, y eran tantos los visajes que hacía, que los circunstantes quedaban espantados. Queriendo Dios que no se perdiese su alma, permitió que tuviese una visión, para que se retirase de su mala vida, y restituyese lo mal adquirido. Parecíale al enfermo que estaba cerca de una ciudad suntuosísima, y tan hermosa, que no había comparación con otras delicias, y a la puerta de ella había un pórtico, donde estaba sentado el Rey, y la Reina de la ciudad, los cuales recibían a muchos, que viniendo de fuera, sus criados hermosísimos los vestían, y llevándolos ante el Rey, besándole la mano les dejaba entrar en la ciudad; otros criados airados contra los ricamente vestidos, los desechaban de la presencia del Rey, y en particular al que pretendía besar la mano a su Majestad, y entrar en la ciudad con los demás.
Viendo pues que él no podía, se volvió a la Reina, suplicándole que le hiciera favor de decirle, porque rechazaban sus criados a un Senador como él venerado de todos, y estimado por sus letras y riquezas (vana locura de los ricos, que pensando ser nobles, y tener mando en esta vida, lo han de tener en la Corte celestial) respondióle la Abogada de los pecadores María Santísima: 'Esta es la Corte de Dios omnipotente, en ella no entran vanos, soberbios, avarientos, manchados con infinidad de culpas, y enemigos de pobres; sino humildes, piadosos, liberales, limpios de pecados, y bienhechores de necesitados: y los que gozan en vida del Imperio de Satanás, no pueden alcanzar el de Dios.' Replicó el Senador, ¿qué he de hacer y obrar, Señora, y Abogada de los pecadores? Respondió la Virgen: 'Hacer lo contrario de lo que dice el rótulo que mandaste poner en el Palacio nuevo que hiciste, y lo que escribió San Pablo a Timoteo 6, mandando a los ricos: No confiar en el incierto de las riquezas, sino en Dios vivo.' Vuelto en sí el Senador, convirtió fervientemente con sus manos, después de haber borrado el título, escribió: "In fan & torum recipio cœtum nudum, Martinu Lazarum, Iacobum Peregrinum", que significa: "Recibo en compañía de los santos al desnudo, al necesitado, al enfermo y al peregrino". Vendiendo lo que tenía, hospedó en el palacio a cuantos pobres enfermos había, curándolos, vistiéndolos, amparándolos, regalándolos, y llegó a servirlos con tanto extremo que, no contento con lo que hacía, salía al camino a buscar peregrinos, llevándolos a su casa. No hubo viuda ni doncella a la que no socorriera. Después de haberse ejercitado durante muchos años en servir a Dios, cerca del fin de sus días, antes de morir, mereció ver una visión diferente a la de antes; pues Cristo y su Madre Santísima se levantaron del trono, lo recibieron, y lo llevaron a la ciudad celestial, acompañado de una multitud de santos y ministros angelicales. Premio merecido a su amor, pues lo demostró con los pobres de Jesucristo, y allí nuestro Señor se lo retribuyó, recibiendo con gran satisfacción en su gloria eterna.
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios
Publicar un comentario