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Una familia recién convertida al católicismo
Había sido al principio como un nido de Ángeles,
Al volver al pecado. Un Monje que iba de camino vio Los angeles dejando el nido y se ausentandose, dejando por este camino aquel Santuario, sin Dios y sin Ángeles que cuiden de su custodia, expuesto a todos los infortunios que después le sucedieron.
Este fue el paradero final que tuvieron los desacatos que contra Dios se cometieron en su casa. .
esto mismo sucederá siempre que se pierda el respeto a la Casa donde hábito Dios.
Tantos pueden ser los desacatos que obliguen a Dios y a sus Santos Ángeles a decir: 'Vamonos de aquí', quedándose desiertos estos Templos y Iglesias, pues en ellos es irritada mi Justicia, cuando se instituyeron para implorar mi bondad y Misericordia."
"En diferentes ocasiones les dijo públicamente su ruina, manifestada en la desolación del Templo, de donde salían los mayores ecos de culpas, para provocar el castigo. Es muy misterioso el modo con que lo explicó en una ocasión: 'Ecce relinquetur vobis Domus vestra deserta.' Vuestra Casa se quedará desierta y vacía, como un palomar vacío y como un nido sin pájaros; será casa yerma, que nadie la habite: en lo cual dio a entender que se retiraba de aquel lugar, donde había sido adorado por tantos años; y quien lo echaba de allí era el poco respeto que se le tenía. El gran número de culpas que en aquel sitio se cometían alejaban a Dios de su Casa. En confirmación de este modo de alejarse Dios de aquel Templo y habitación, para no volver a ella, se vieron estupendos prodigios que llenaban de temor a los Ministros del Templo y a la República, vaticinando por ellos."
la ruina total, que los amenazaba. Uno de ellos fue abrirse de golpe una puerta, la mayor del Templo, que era tan pesada y difícil de mover que se necesitaban muchos hombres para abrirla y cerrarla. Esta se abrió por sí sola, llenando a todos de espanto. Se abrió sin duda para dar a entender que por ella se iba Dios, abandonando su Casa. Después, en otra ocasión, se oyeron unas voces claramente articuladas, que sonaban estas palabras: 'Migremus Ioseph. & hinc. Vamos de aquí.' Estas eran de los Santos Ángeles, Custodios del Templo, que lo dejaban y abandonaban para siempre. Había sido aquella Casa como un nido de Ángeles, la habitaban. Ahora estos dejan el nido y se ausentan, dejando por este camino aquel Santuario, sin Dios y sin Ángeles que cuiden de su custodia, expuesto a todos los infortunios que después le sucedieron. Este fue el destino final que tuvieron los desacatos que se cometieron contra Dios en su Templo. Y esto mismo sucederá siempre que se pierda el respeto a la Casa de Dios. Tantos pueden ser los desacatos que obliguen a Dios y a sus Santos Ángeles a decir: 'Migremus hinc. Vamos de aquí', quedando desiertos estos Templos e Iglesias, pues en ellos es irritada mi Justicia cuando fueron instituidos para implorar mi bondad y Misericordia. Aproximándonos a los Templos de la Ley de Gracia, debemos afirmar, como cosa cierta, que es mayor la injuria que se hace contra Dios al no respetarlos que aquellas que se cometían contra su Casa y Templo antiguo. Por lo cual no será menos, antes más severo, el castigo contra los que atropellan con el decoro que se les debe. La razón fundamental es porque el fundamento del honor y reverencia es mayor en las Iglesias de la Ley de Gracia que en cualquier otro lugar de Oración y Templo dedicado a Dios antes de la venida de Cristo."
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