su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

han tenido triste y desventurada muerte al parecer y juicio de los hombres



A muchos particulares llega la muerte, y muchas veces cuando estamos más descuidados de ella, entonces nos aprieta.

 Por eso nos amonesta Cristo nuestro bien, y dice, que estemos en vela, pues no sabemos cuando nos llamará a dar cuenta, como lo dijo San Mateo y San Lucas, que estemos aparejados, que cuando menos pensemos, vendrá el Hijo del Hombre, a saber, Cristo nuestro Dios a tomarnos estrecha cuenta. 

 nunca se ha de hacer juicio del alma por la desdichada y triste muerte que a uno le sucede. Muchos varones santos, amigos y queridos de Dios, han tenido triste y desventurada muerte al parecer y juicio de los hombres, y al contrario otros menos, y pecadores han muerto con mucha pacificación en sus aposentos, y camas por discurso de enfermedades.

 Después que un santo Profeta por mandado de Dios reprehendió de sus idolatrías y maldades al Rey Jeroboán, volviéndose a su casa, fue despedazado en el camino por un León. 

El Rey Josías justo, y amigo de Dios, celador de su honra fue muerto en batalla por un Rey infiel y enemigo de Dios. San Gregorio en los Diálogos cuenta de un mancebo que en una grave enfermedad le fue comunicado el don de lenguas, y en la misma enfermedad con sus propias manos, dientes, y uñas, se despedazó y desconjunto, y así miserablamente murió. A un Sacerdote en el Cáliz donde consagró y en el mismo vino le echaron veneno y murió con admiración de todos.

 a San Gregorio quién no admirará la muerte de un San Juan Bautista, muerto a petición de una mala mujer, por un baile de una disoluta? ¿Y la muerte de los demás Santos Apóstoles y los juzgamos de tan desdichadas muertes al parecer del mundo, que gozan de la gloria que por sus santas vidas merecieron y para con Dios se llama dichosa muerte, pues fue medio para gozar de la dicha de la vida.

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