su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

Confesores. Si los desprecias, desprecias a Cristo

 


Cuando te ilusionas, hay dos maneras de tranquilizarte: una es que venga un Ángel del Cielo a asegurarte. Pero ni siquiera eso sería suficiente para ti, porque luego surgen dudas sobre si Satanás se ha transfigurado en Ángel de luz.

 Pretender esto sería tentar a Dios, buscando prodigios superfluos y dejando de lado a los Sacerdotes y Confesores, que el Señor puso como jueces ordinarios. 

Entonces, ¿no hay otra forma y camino para tu salvación? No la hay, sino la fe y la obediencia a los Confesores. Si los desprecias, desprecias a Cristo; si crees y obedeces a ellos, todos los Doctores te salvarán. Porque moralmente está seguro el que hace en esta parte lo que el hombre prudente le aconseja. 

Lo callado de esta manera se perdona con la absolución sacramental, de la misma manera que si lo declararas. Por eso, lleva con paciencia que el Confesor te atropelle, te corte las razones y te obligue a comulgar a veces, sin admitir reconciliación alguna, que no te oiga. Mal hará si así no lo hiciera, y mucho peor, si al ver tu obstinación, tu soberbia, tu dureza de juicio, tu incredulidad hacia los Ministros de Dios, no te deja de confesar. Y en la vida debes hacer magnánimo tu corazón, mucho más en la muerte."

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