su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

se colocaba cenizas en la boca como penitencia por el sufrimiento que tuvo el Señor

 


el Arzobispo Lanfranco, fue testigo , de cómo un Diácono,  fue poseído por un demonio. 

Cada vez que alguien se acercaba al poseído, el demonio  le echaba en cara sus pecados. Los presentes preguntaban al demonio: "No tienes nada que decir sobre Fulano?". El demonio respondía:



 "¡Que venga, que yo le diré!” y asi destruyo muchas familias .

 Un día, llego el arzobispo llego donde el pobre diacono y dijo  "Confiesa tus pecados y luego podrás irte”. Así lo hizo, y el demonio lo dejó en paz. Todos quedaron sorprendidos y, gracias a las oraciones del santo Arzobispo, el Diácono fue liberado del demonio. 

Santa Brígida viuda se confesaba todos los viernes y se colocaba cenizas en la boca como penitencia por el sufrimiento que tuvo el Señor. Además,  Cada vez que decía o escuchaba una palabra negativa, se quemaba las manos con gotas de cera caliente para sentir más dolor. Si sus heridas sanaban antes del próximo viernes, se lastimaba con las uñas para seguir sintiendo dolor.


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