su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

el pecado nos es muy desagradable y huele mal para nosotros



El santo temor a Dios ,es por el cual el pecado es tan abominable delante de los ángeles, como se ve en la vida de aquellos ángeles que iban con el monje a la ciudad y, al encontrar padres, el monje vio un caballo muerto, se tapó la nariz y le dijo el ángel: ¿Por qué hiciste eso?

 Respondió: Porque las cosas muertas y podridas son penosas para los hombres. Dijo el ángel: A nosotros no. Y al entrar en la ciudad, el ángel vio a un joven muy apuesto montando un caballo muy bien adornado, y al acercarse a él, se tapó la nariz, y le dijo el monje: ¿Por qué hiciste esto? Respondió: Porque el pecado nos es muy desagradable y huele mal para nosotros. Dijo el monje: Eso no afecta a los hombres malos. A los que temen a Dios.

 Pero dado que el temor es tan necesario para huir de los pecados y acercarnos a Dios, pero fatiga la razón con la esperanza y nos aflige sobremanera, y si no encontramos remedio, nos desmayaremos y caeremos en desesperación. Por lo cual, Dios, que es rico en misericordia, nos guía enseguida al camino con esperanza.

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