su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

elocuentes son las palabras que le dirige el celestial mensajero!



El Señor se sirvió del ministerio de los ángeles para comunicar a las criaturas sus pensamientos de paz y de caridad. Cuando Agar se vio afligida y llena de desconsuelo, errante en el desierto de Bersabé, y traspasado de dolor su amante corazón al conocer que su hijo Ismael iba a morir de sed, un ángel se le presentó de parte de Dios y le mostró un pozo de agua, con la cual podía aplacar la sed del muchacho y librarle de la muerte que le amenazaba. 

En diversas ocasiones se presentó el mismo San Gabriel al Profeta Daniel para hacerle comprender las órdenes de Dios, y cuando se halla en el foso de los leones, un ángel tomó por los cabellos al Profeta Abacuc, y trasportándolo de Judea a Babilonia, proporcionó alimento al joven Daniel. María tuvo más méritos que todos los justos: Dios había fijado sobre ella su mirada, y por eso envió al arcángel San Gabriel para anunciarle que había llegado la hora determinada en los consejos eternos para que tuviesen cumplimiento los deseos de la humanidad por la venida del Mesías, y que ella era la mujer feliz y afortunada que, habiendo hallado gracia delante del Señor, había sido elegida para ser su trono y tabernáculo. ¡Cuán tiernas, cuán interesantes y elocuentes son las palabras que le dirige el celestial mensajero!

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