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Un cristiano muy devoto que salía ,muchas veces a traer lo necesario, vio a una hija de un sacerdote de ídolos, y se enamoro de ella, y el se la pidio para casarse, y le dijo: No lo puedo hacer, hasta consultar a mi Dios, y consultándolo, respondió él y no se la des, sino niega el bautismo, y el Espíritu Santo que en él recibió, salió el Espíritu Santo en figura de paloma, y se volvió al cielo.
Fue el hechicero y contó al ídolo lo que había pasado, y le dijo el demonio: "No le des a tu hija porque todavía su Dios la ama", y el sacerdote dijo al cristiano: "Mi Dios dice que no te dé a mi hija, porque todavía tu Dios te ama".
Entonces, compungido el monje, dijo: "¿Que todavía mi Dios me ama?" y llorando, se volvió a a la iglesia, y les contó lo que había acontecido, y un su padre lo encerró a hacer penitencia, y lo exhortó, y dejó una semana, y al cabo volvió a saber cómo le iba: y respondió que veía al Espíritu Santo andar junto al cielo volando, y que no bajaba.
Le exhortó de nuevo, y lo dejó otra semana, y al volver a verlo, encontró que el Espíritu Santo estaba sobre su cabeza, pero no había entrado en él. Le volvió a exhortar por tercera vez, y lo dejó, y cuando volvió, el Espíritu Santo ya había vuelto a entrar en él, y le dijo: "Ya estás sano, mira por ti, y no quieras más pecar".
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