su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

socórrenos en el tiempo de nuestra mayor necesidad



Oh Virgen beatísima, por las angustias y tormentos que padeció tu corazón cuando oíste que tu Hijo amantísimo era sentenciado a muerte, y muerte de Cruz, socórrenos en el tiempo de nuestra mayor necesidad, cuando nuestro cuerpo será atormentado con el dolor de la enfermedad y nuestro espíritu angustiado, ya por las asechanzas de los demonios, ya por el terror del severo Juez; ayúdanos pues, Señora, entonces, para que no se profiera contra nosotros la sentencia de condenación eterna, ni seamos entregados a las llamas eternas del infierno: concediéndolo el mismo nuestro Señor Jesucristo..

Comentarios