su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

VIrgen Santísima María, Madre de Dios

 


VIrgen Santísima María, Madre de Dios, a quien el Verbo y enriqueció por modo inefable de conocimiento y sabiduría celestial, y os llenó toda de lumbre copiosísima de gloria, para que con mayor claridad y luz que todos los Ángeles y Santos, viéseis y gozáseis de la Santísima Trinidad; y como un hermosísimo Sol iluminaféis, y alumbráseis con bellísimos resplandores todo el Celestial Paraíso. 

Ruegoos, Señora, que conforme esta singular sabiduría entre las criaturas y luz divina, os dignéis a la hora de mi muerte, mediante vuestra intercesión y favor, acrecentar en mí la lumbre de viva fe, para que ninguna nube de error o ignorancia me pueda ofuscar. Amén

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