su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

Oh Padre eterno! Principio y fuente de todo bien



 ¡Oh Padre eterno! Principio y fuente de todo bien, increado, ingénito, centro de toda felicidad; me gozo de veros tan superior a todo lo creado, que mi entendimiento se pierde en el océano de vuestras perfecciones infinitas. Permitid que, unido a los Ángeles, Arcángeles y Tronos, celebre vuestro inmenso poder y os diga: Padre nuestro, y nueve veces alternando con el coro: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria.

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