su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

La relación entre narcotraficantes y brujería

 


La relación entre narcotraficantes y brujería es un fenómeno que ha sido abordado en varias ocasiones en la cultura popular, en medios de comunicación y también en testimonios de personas involucradas en el mundo del crimen organizado. Aunque no todos los narcotraficantes practican la brujería o están relacionados con ella, existen casos documentados en los que los narcotraficantes recurren a rituales esotéricos, magia o creencias sobrenaturales como parte de su estrategia o vida cotidiana. Algunas de las razones que pueden explicar esta relación son:

1. Creencias en la protección sobrenatural

Algunos narcotraficantes recurren a rituales de brujería, vudú, santería u otras creencias para buscar protección espiritual. Se cree que estos rituales pueden proteger a los involucrados en actividades ilegales de la policía, las autoridades o incluso de otros grupos criminales. En muchos casos, las personas involucradas en el narcotráfico piensan que los rituales pueden traerles buena suerte, eliminar maldiciones o prevenir accidentes violentos.


2. Control sobre la gente


En algunos casos, se ha reportado que narcotraficantes usan la brujería o rituales de magia negra para controlar a las personas, ya sea para hacerlas más obedientes, sometidas o temerosas. La idea es que los enemigos, subordinados o incluso miembros de la familia puedan ser manipulados a través del miedo a la magia o a los hechizos.

3. Simbolismo y poder

Los narcotraficantes a menudo buscan proyectar una imagen de poder y miedo. La brujería, especialmente cuando involucra símbolos religiosos o esotéricos como rituales con calaveras, sangre o imágenes de santos, puede ser una forma de reforzar esta imagen. La creencia en fuerzas oscuras o sobrenaturales puede, para algunos, ser una forma de incrementar el respeto y temor entre sus seguidores o enemigos.

4. Historias y leyendas

Hay varios mitos y leyendas en torno a la figura del narcotraficante y la brujería. Por ejemplo, se habla de ciertos capos que practicaban rituales para asegurar el éxito de sus negocios, o de personas que, según rumores, utilizaban "trabajos de brujería" para deshacerse de rivales. Esto ha sido alimentado por la cultura popular, canciones, películas y libros, y aunque muchas veces no existe evidencia concreta, ayuda a crear una narrativa que vincula el narcotráfico con lo sobrenatural.

5. Casos notorios

En países de América Latina, donde las creencias en lo sobrenatural tienen una gran influencia en las tradiciones culturales, algunos narcotraficantes han sido asociados con prácticas de brujería. Por ejemplo, en Colombia, se hablaba de que algunos carteles utilizaban "hechiceros" o "chamanes" para realizar rituales protectores. Igualmente, se dice que Pablo Escobar, uno de los narcotraficantes más conocidos de la historia, recurría a prácticas religiosas y esotéricas como la santería.

6. Manipulación del destino

La vida en el narcotráfico está llena de riesgos constantes. Los narcotraficantes, al estar expuestos a amenazas de muerte, traiciones o fallos en sus negocios, pueden buscar en la brujería una manera de manipular o influir en el destino, intentando controlar lo incontrolable.

En resumen, la relación entre narcotraficantes y brujería es compleja y no se da en todos los casos, pero en aquellos donde se manifiesta, es a menudo una mezcla de creencias religiosas, esotéricas y prácticas de poder que refuerzan la percepción de control, protección y manipulación en un ento

rno peligroso y violento.

Los exorcistas, especialmente aquellos de la Iglesia Católica, advierten sobre los peligros espirituales y morales de involucrarse en prácticas de brujería, incluso cuando se buscan fines como protección o control. Desde una perspectiva religiosa, la brujería y otras formas de magia, incluso aquellas que se utilizan con la intención de obtener protección, son vistas como una violación de los principios cristianos y de la fe en Dios. Los exorcistas alertan sobre varios riesgos asociados con estas prácticas:

Apertura a fuerzas malignas

Los exorcistas advierten que la práctica de la brujería, incluso para protección, puede abrir puertas a influencias demoníacas. Según la doctrina católica, involucrarse en rituales ocultos o mágicos, como aquellos que buscan proteger a las personas a través de la magia o la hechicería, puede invitar a los demonios o espíritus malignos a entrar en la vida de la persona. En lugar de obtener protección, quienes recurren a estas prácticas podrían terminar siendo atacados espiritualmente por fuerzas oscuras.

 La superstición y el alejamiento de la fe

La brujería, incluida la magia para protección, se considera una forma de superstición que pone la confianza en poderes ajenos a Dios. Los exorcistas enfatizan que los fieles deben confiar en la protección divina, a través de la oración, los sacramentos y la fe, en lugar de buscar soluciones en el ocultismo. La implicación es que las personas que recurren a estas prácticas están alejándose de la fe cristiana y poniéndose en manos de poderes que no solo son peligrosos, sino que también están en contra de los principios de Dios.

. Contradicción con los principios cristianos

La Iglesia Católica enseña que la magia y la brujería son contrarias a los mandamientos de Dios. En el Catecismo de la Iglesia Católica, el artículo 2117 prohíbe el uso de la magia y la hechicería, señalando que son formas de idolatría y de confianza en fuerzas ajenas a Dios. Los exorcistas sostienen que estas prácticas son espiritualmente dañinas porque sustituyen la fe en Dios con la dependencia de rituales esotéricos, hechizos o encantamientos.

 Los peligros de las maldiciones y hechizos

Cuando las personas recurren a la brujería para maldecir o hacer hechizos a otras personas, como parte de estrategias de venganza o protección, se dice que la maldad generada puede regresar a ellos de alguna forma. Este fenómeno es conocido como el "karma espiritual" o el retorno de lo que se hace en maldad. Los exorcistas advierten que la maldad acumulada a través de estas prácticas puede provocar una serie de problemas espirituales, emocionales y físicos, debido a las conexiones con el mal.

El peligro de la adicción al ocultismo

Algunas personas que practican la brujería de protección pueden comenzar a adentrarse más profundamente en el mundo del ocultismo, lo que puede llevar a una dependencia de estas prácticas para todo aspecto de su vida. Esto puede crear un ciclo de adicción a las fuerzas ocultas, haciendo que la persona se aleje cada vez más de su fe y se vuelva vulnerable a manipulación espiritual.

El peligro de la auto-exaltación

Algunos exorcistas también advierten que las personas que practican la brujería, incluso con fines de protección, pueden llegar a creer que tienen un control sobre las fuerzas del universo, lo que puede generar orgullo y una sensación de auto-exaltación. Esto puede ser espiritualmente peligroso, ya que la autosuficiencia y el desdén por la voluntad de Dios son actitudes que alejan a las personas de la humildad y la sumisión a la voluntad divina.

La intervención de los exorcistas

Cuando una persona recurre a la brujería de protección y experimenta consecuencias negativas, como ataques espirituales o influencias demoníacas, los exorcistas pueden ser llamados a intervenir. Sin embargo, los exorcistas explican que la única forma verdadera de encontrar protección es a través de una conversión genuina, alejándose de estas prácticas y fortaleciendo la relación con Dios. Esto incluye la confesión, la oración, el ayuno y la recepción de los sacramentos.

Los exorcistas advierten que la brujería de protección, aunque pueda parecer una forma de resolver problemas inmediatos, es espiritualmente peligrosa. En lugar de proporcionar seguridad o paz, puede abrir puertas a la influencia de fuerzas malignas, alejar a la persona de Dios y causar una serie de problemas espirituales. La única protección verdadera, según la visión de la Iglesia Católica, es confiar en la gracia de Dios y vivir según los principios de la fe cristiana, en lugar de buscar ayuda en poderes oscuros o prácticas ocultas.



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