Por qué permitió Dios al demonio que tentase a San Pablo con tentaciones carnales

 

¿Por qué permitió Dios al demonio que tentase a San Pablo con tentaciones carnales? El Angelico Doctor dice que para la humildad. Luego, ¿por qué permitió Dios a San Pablo, que padeciese por violencias y tormentos del demonio? O ¿cómo caminó por ellas a lo útil de la humildad? Dios le permitió al demonio que causase incentivos en la carne, para que se moviera. Y ¿qué hacía el Apóstol en semejantes tentaciones? Lo que obraba la fuerza de estas tentaciones diabólicas, el Angelico Doctor lo explica así: ‘Al sentir los incentivos que causaba el demonio con las rebeliones de la carne, este estímulo tenía las manos y refrenaba los miembros, ayudado con el auxilio de la gracia, para que no se moviesen a las ejecuciones, sufriendo los sentimientos, como cosas vergonzosas, que lo humillaban.’"

"Así caminaba el Apóstol a lo útil de la humildad, como dice el Angelico Doctor. Como, pues, quiere Molinos, que las almas lleguen por los caminos contrarios, que son las ejecuciones de las manos, a la verdadera humildad, cuando Dios no quiere ni permite semejantes cosas al demonio para tales fines. El lector dirá que sí, que por la humillación se llega a la humildad, como tránsito del acto al otro, y semejantes operaciones humillan, las permitirá."

"Respondo: No, porque humillarse es conocerse, según la miseria, para que el alma se conozca basta el sentimiento, no la ejecución. Porque el sentimiento libidinoso nos dice lo que somos de nuestra parte, dándonos a conocer la miseria del pecado en que nos concebimos, y con este género de humillación pasa el alma a humillarse. Como dice el Padre San Bernardo, el humilde hace de la humillación mérito, y pasa para la humildad."

"Entonces, si hay este camino de sentir y no consentir, no pecaminoso, para que las almas se humillen, como había advertido San Bernardo, ¿es el permitir Dios al demonio que realice violentas ejecuciones para que las almas pasen por ellas hacia transitos de humildad? 

"Más adelante: 'Los espíritus impuros, al ver esto, vieron una gran claridad en medio de la luz, una reina coronada con siete doncellas. Al acercarse a ellas, preguntaron si las conocían. Entonces él respondió, sin decir que era la reina: "Yo soy la caridad, frecuentemente visitada por ti, y estos son los espíritus que vienen a servirte. La paciencia sanará tus heridas; la benignidad te restaurará todo lo perdido; la pasión te vestirá; la verdad te lavará; la justicia te dirigirá; la paz te llevará; la perseverancia te guardará, y yo te presentaré ante la majestad de Dios."'

"Quien fue curado al amanecer, al levantarse, encontró todo lo perdido restituido. Así, él, después de algunos años, regresó a su hogar y fue presentado ante Dios, por medio de la caridad divina, y conservó su vida."

"También se refiere que una vez, una reina fue ungida con un aceite precioso. Llamó a los sabios y les preguntó cuál era el mejor y más noble recipiente para custodiar dicho aceite. Se dictó que el recipiente debía ser de piedra adamantina, en el que se guardaba. Este recipiente no se rompe ni se disuelve con fuego, como el oro o la plata; tampoco se rompe con martillos como los vasos de alabastro, mármol o madera. Ni el hierro ni el acero podían destruirlo ni derramar su ungüento."

"Este rey es Dios Padre, y este ungüento es el mérito del sacrificio de Cristo, que cura toda corrupción del pecado, y lleva al alma a la perfecta penitencia."