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San Juan Crisóstomo persuade que las Comedias profanas son escuela de los vicios y universidad de iniquidades, como de la lengua indómita ”. Allí aprenden las aduladoras sus traiciones, las doncellas lo malo que no saben, y todos y todas lo que no les conviene para su honestidad y decencia, ni para la salvación eterna de sus almas. Allí se fraguan disensiones, riñas y muchos homicidios. Aquellas estultas risas son ocasión de muchos llantos. Las Comedias profanas son el arcaduz del Infierno, por donde se comunica la maldad y la malicia. Los comediantes son los portadores del Diablo, para introducir en los reinos de Cristo los nuevos trajes escandalosos, con horror, que destruyen el mundo y relajan las buenas costumbres. Todo esto es del citado Santo. Las Comedias profanas están prohibidas en ambos derechos y declarado por oficio vil el de los farsantes. "El autor espiritual hace una invectiva fervorosa contra los católicos que, bajo el título de diversiones, olvidan las enseñanzas admirables de las Sagradas Escrituras y de todas las criaturas visibles del cielo y de la tierra, que nos guían al conocimiento de nuestro Dios y Señor. En su lugar, buscan las engañosas y torpes diversiones que nos enseñan las farsas y comedias profanas. El peligro de la perdición de las almas en tales distracciones es notorio, dice el Santo. Al ver a las comediantes adornadas, favorecidas y complaciendo a los hombres con sus vestimentas, movimientos, bailes y palabras afectadas, como Salomón describe a las mujeres perdidas, no es fácil librarlos de deleites morbosos que son pecados mortales. Para evitar estos gravísimos daños, nuestro católico y ejemplar rey Don Felipe V, al verse muy influenciado por la Ciudad de Granada, solicitó licencia para que los farsantes representaran sus comedias. Su majestad consultó a los hombres más doctos de la célebre Universidad de Alcalá y al ilustrísimo y doctísimo obispo de Guadix, quienes, siguiendo la dirección de Roma, le dieron su parecer. Con base en esto, él concedió una Real Cédula, permitiendo la representación de comedias bajo las siguientes condiciones: 1. Las comedias deben ser primero vistas, leídas, examinadas y aprobadas por el Ordinario, para evitar que se representen aquellas que sean contrarias a la decencia y modestia cristiana. 2. Debe conocerse la identidad del autor y los representantes, tanto hombres como mujeres, con total distinción. 3. Los hombres deben estar separados de las mujeres en el público, de manera que ni para entrar ni salir de la casa de comedias se permita que los hombres utilicen la misma puerta que las mujeres. 4. Los comediantes deben subir y bajar del escenario por una entrada separada, para evitar disturbios y mantener la decencia. Además, en el área donde se encuentren los farsantes, no podrá entrar ni mujer ni hombre ajeno al elenco, estando estos libres para acceder a sus vestuarios y demás espacios. 5. Debe colocarse una tabla alrededor del escenario para evitar la visibilidad de las entradas, salidas y movimientos de las comediantes. 6. El primer banco del público debe situarse a una distancia prudente del escenario."
>El infante Tertuliano dice que las Comedias profanas son la acción de la pestilencia, donde se enseñan todas las maldades juntas. Son el incendio voraz de toda concupiscencia y torpeza. Regularmente, cuanto hay en las Comedias profanas; las acciones, las palabras, los adornos, los meneos, las músicas, las melodías y los melindres lascivos, con los cuales hechizan, no solo a los mancebos y jóvenes de pocos años, que los abrasan en torpeza, sino también a los ancianos, que los irritan en lascivia rabiosa.
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