su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

"El Poder cristo contra las Sombras: Un Llamado a Renunciar a la Brujería"



 reflexionar sobre un mal que ha acechado a la humanidad desde tiempos inmemoriales: la brujería, el pacto con las fuerzas oscuras que nos aleja de la luz divina. 

En las escrituras y en la tradición de nuestra fe, nos encontramos con claros avisos sobre la tentación de ceder al demonio, de desviarnos del camino recto y puro que Dios ha preparado para nosotros.

En primer lugar, recordemos que el Señor nos ha ordenado rechazar todo lo que venga del mal, y la brujería, como tantos otros pecados, es un claro desafío a su santísima voluntad. El Demonio, astuto y persuasivo, se presenta ante los hombres como un ser que ofrece poder, conocimiento y secretos prohibidos. Pero recordemos las palabras del Señor: "No tendrás otros dioses fuera de mí". Quien se entrega al pacto con el Demonio, ya sea por curiosidad, desesperación o deseo de poder, se aleja de la salvación y se encamina hacia su propia perdición.

Hace poco, se nos narró un caso en el que hombres de fe, curiosos y desobedientes, decidieron investigar lo que sabían que estaba mal. A pesar de las advertencias de los sabios, acudieron a un aquelarre, donde la bruja, bajo la intervención del Demonio, les condujo por un camino de oscuridad. Estos hombres, lejos de rendir su voluntad a Dios, persiguieron a la bruja y le dieron permiso para llevar a cabo su malvado pacto. Como castigo por su desobediencia y falta de fe, murieron en pocos días, tal como lo permitió la magnanimidad de Dios.

Hermanos, no podemos ignorar este triste recordatorio de que quienes se apartan del Señor y se entregan al mal, experimentan el juicio divino. En este caso, aquellos hombres cooperaron en el pecado y llevaron sobre sí la justa retribución. La curiosidad que los movió no fue una virtud, sino una trampa del maligno, que les condujo hacia su perdición.

Es por eso que debemos rechazar todo aquello que viene del Demonio, ya sea a través de la brujería, la hechicería, los pactos con las tinieblas o cualquier forma de adivinación y magia. Todo esto es una abominación ante los ojos de Dios. Como el mismo Bartolomé de Espina relata en su obra Sacri Palatii Magister, en Ferrara un hombre, guiado por la duda y el deseo de saber más, es testigo de lo que su esposa hacía en secreto. Impulsado por la curiosidad, se une a la brujería, se unge con el mismo ungüento y, como resultado, se encuentra rodeado por la oscuridad. Al final, su alma y su vida fueron despojadas de la gracia de Dios, y, al ser descubierto, fue entregado a la justicia de los hombres.

Hermanos, debemos temer y rechazar todo lo que venga de estas prácticas oscuras. No es por curiosidad ni por deseo de conocer lo que nos está prohibido que debemos actuar, sino por la fe en Cristo y por el amor a nuestra salvación. Dios nos llama a ser fieles, a permanecer en su luz, a no dejarnos llevar por las tentaciones que nos ofrece el maligno.

Hoy les pido, hermanos, que renuncien a cualquier forma de hechicería, magia o superstición que puedan haber permitido entrar en sus vidas. Es momento de regresar al camino recto, de confiar únicamente en la fuerza del Señor, quien nos guiará hacia la vida eterna. La brujería no tiene cabida entre nosotros, pues solo el poder de Dios es capaz de salvarnos y protegernos de las fuerzas del mal.

Recordemos las palabras del Señor: "No temáis, porque yo estoy con vosotros". Que su luz nos ilumine y nos proteja de todo mal, y que nos fortalezca para rechazar las tentaciones que el Demonio pone ante nosotros. Que la paz de Cristo reine en nuestros corazones, y que nunca caigamos en la trampa de la brujería ni en ninguna forma de oscuridad. Amén.


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