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Por eso, debemos frenar a tiempo. En cuanto sientas molestia, discutiendo con tu pareja,detente inmediatamente. Si percibes que alguien está actuando de manera equivocada, haz una pausa, porque puede ser que estés siendo manipulado y, en realidad, el problema esté en tu percepción. A veces, la otra persona no está manipulada, pero nosotros sí, y eso genera conflictos innecesarios. Por ejemplo, en una pareja, uno de los dos puede sentirse ofendido sin motivo real. "¿Por qué pasó esto? No lo sé. No quiero hablar ahora". Pero el otro insiste: "No, dime, dime". Hasta que la tensión explota y se genera una guerra sin sentido.
Muchas discusiones en pareja no son cuestiones de vida o muerte, pero el enemigo nos manipula para que creamos lo contrario. Esto puede escalar hasta llegar a hablar de divorcio. Y es que cuando algo se verbaliza, entra por los oídos y llega al cerebro, donde puede cambiar esquemas de vida.
Los espíritus malignos saben que esto provoca desgaste emocional, lo que a su vez puede desequilibrar la mente y enfermarnos. Muchas personas no sanan, por más medicamentos que tomen, porque el problema de fondo no es físico, sino emocional y espiritual. No sanarán hasta que aprendan a perdonar, incluso a sí mismos.
El verdadero peligro para los seres humanos es que los ángeles caídos pueden influir en nuestras mentes con representaciones mentales falsas. No se trata solo de ideas o recuerdos, sino de imágenes que pueden parecer reales, como si fueran pequeños videos implantados en nuestra mente. Ahí es donde insertan el veneno y la destrucción, afectando el amor y la unidad mediante la discordia.
Si vivimos con estas representaciones mentales, nuestras emociones se alteran, lo que puede derivar en rabia. Si la rabia es contra uno mismo, nos enferma; si es contra otros, afecta a quienes nos rodean. En una familia, cuando un esposo o una esposa siente rabia contra su pareja, los más perjudicados son los hijos y demás miembros del hogar.
Así es como comienzan las discusiones: "Le pedí que hiciera esto y no lo hizo. No le importó lo que le dije. Ah, pues ahora me comportaré de la misma manera". Pero muchas veces el otro no tenía malas intenciones, solo olvidó hacerlo o no pudo. El enemigo aprovecha esto para sembrar conflictos en la familia, generando pensamientos erróneos como: "Lo hizo a propósito para hacerme daño".
El emperador Julio César decía: "Divide y vencerás". Los ángeles caídos aplican esta estrategia dividiendo matrimonios y familias. Pueden hacernos creer que oímos palabras que nunca se dijeron, lo que genera discusiones sin sentido. "¿Por qué dijiste eso?" – "Yo no lo dije" – "Sí lo dijiste, te escuché". Pero en realidad, pudo haber sido una manipulación mental.
Otro ejemplo: "Dejé el dinero aquí y tú eres el único que estaba en la casa, así que tú lo tomaste". Y más tarde, la persona lo encuentra en su propio bolsillo. Este tipo de pensamientos pueden ser implantados por el enemigo para generar conflictos.
Dios había permitido que los ángeles pudieran influir en nuestras mentes para guiarnos, pero los ángeles caídos usan esta capacidad para desviarnos del bien. Por eso, estos ataques mentales son peligrosos y pueden enfermarnos, porque nos hacen revivir situaciones dolorosas constantemente.
Muchas personas han enfermado por el peso de sus pensamientos manipulados: "Mi esposo me ignoró frente a su familia". Puede ser que haya sucedido, pero también puede ser una interpretación personal exagerada. Cuando esto ocurre, el dolor nos consume, afectando nuestra relación con los hijos y disminuyendo nuestra tolerancia a la frustración.
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