su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

El Cuervo del “Cras Cras”


El Cuervo que Siempre Decía “Mañana”

Borgoña, año del Señor 1243

En la corte del rey Filiberto se necesitaba un nuevo sacerdote para servir a Dios y al palacio. Muchos buenos hombres se presentaron y fueron rechazados por diversas razones. Entonces apareció un cuervo negro, sucio y de voz áspera. Todos se burlaron, pero él solo decía:
—¡Cras, cras!
Que en latín significa: "¡Mañana, mañana!"

El rey, sorprendido por su tenacidad, le dio una oportunidad. Pero antes de empezar su servicio, el cuervo pidió un favor: quería arreglarse para ser digno de Dios. Quería lavarse, afeitarse y perfumarse antes de subir al altar.

El rey, viendo su deseo, le dio permiso.

El cuervo entró a la sacristía buscando sagrados perfumes y agua bendita, pero encontró un cuerpo podrido, símbolo del pecado. Desesperado por ser limpio, se recostó sobre él, pensando que así absorbería su pureza. Pero salió de allí aún más sucio y hediondo.

La hora del rezo llegó y el cuervo no apareció. El rey envió tres mensajeros para llamarlo:

  1. La voz de la conciencia, que le dijo: “Hermano, ¿por qué esperas? ¡Es hoy cuando debes arrepentirte!”.

  2. El dolor y la enfermedad, que quisieron purificar su alma a través del sufrimiento.

  3. La muerte, que llegó silenciosa cuando él aún decía: “Mañana cambiaré.”

Pero el cuervo, aferrado a sus excusas, repetía una y otra vez:
—Cras, cras.

Fue hallado muero, solo, y hundido en el pecado que él mismo eligió no corregir.

Moraleja:
No esperes al "mañana" para cambiar tu vida. Nadie sabe si tendrá un mañana. ¡Arrepiéntete hoy! Dios siempre está dispuesto a perdonar, pero el tiempo no siempre está dispuesto a esperar.



Comentarios