su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

mostró Dios maravillosamente cuán verdadera sea su fe.

 

 ahogándose un joven en un río, los padres andaban con gran dolor y tristeza, y los gentiles les aconsejaban que sacrificasen a los dioses. Y como lo hiciesen, y no aprovechasen, lloraban sin remedio.

Entonces les dijeron los cristianos que fuesen a Subiberto, obispo de Cristo, y le pidiesen resucitase a su hijo. Fueron allá, y postrados ante él, con grandes lágrimas se lo pedían. Y, forzado por sus ruegos y los de los cristianos, mandó trajesen al mozo a su casa, y llamasen a los sacerdotes de los ídolos. Y venidos, díjoles que resucitasen aquel mancebo; y como no pudiesen, hincóse de rodillas la madre del difunto, diciendo: “Si me das vivo a mi hijo, yo seré cristiana.”

Hizo oración San Subiberto, y mandó a los cristianos presentes que orasen para que Cristo mostrase su virtud. Y levantándose de la oración, asió de la mano al difunto, y dijo: “Mancebo, en el nombre de Jesucristo, Dios todopoderoso, levántate y confiesa a tu Dios y Señor.” Y abriendo los ojos el muerto, se levantó y asió de los pies al santo obispo, y clamaba diciendo: “No hay otro Dios en los cielos ni en la tierra, sino Jesucristo, a quien predicas, y por tus oraciones me resucitó.” Y como estuviesen todos llorando, decía: “Grande es el Dios de los cristianos.”

De esta manera mostró Dios maravillosamente cuán verdadera sea su fe. Veamos ya lo que obró contra los errores del mundo.

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