su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

“Cuando Jesucristo fue invocado en el bosque sagrado”

 Entre los suevos, los semnones eran el pueblo más antiguo y noble. En ciertas épocas, se reunían en un bosque sagrado por el culto de los antepasados y por el temor ancestral que lo rodeaba. Allí acudían emisarios de todos los clanes descendientes de una misma sangre, y ofrecían públicamente sacrificios humanos. Tal era la reverencia hacia aquel bosque, que nadie podía entrar sin antes atarse con ligaduras, en señal de reconocimiento de su debilidad y de la omnipotencia de la divinidad que allí adoraban. Si alguno caía al suelo, no le era permitido levantarse por sí mismo ni ser levantado, sino que debía ser arrastrado fuera del recinto sagrado.

Se decía que aquel santuario era el origen del propio pueblo y que allí habitaba un dios que debía ser obedecido y servido por todos.

Pero cierto día, un monje peregrino que viajaba por la región, se encontró con esta reunión por casualidad. Al ver la idolatría y la opresión del enemigo, se apartó del grupo y, dándoles la espalda, comenzó a orar con fervor, invocando el santo nombre de Jesucristo. Apenas comenzó a pronunciar el nombre del Señor, los demonios que rondaban aquel bosque comenzaron a retirarse con espanto.

Pasaron algunos días, y el patriarca de la familia principal, inquieto porque los espíritus ya no se manifestaban, invocó a los demonios preguntando por qué habían cesado las apariciones. Ellos le respondieron con voz temblorosa que allí había uno que invocaba a un Dios al que ellos no podían resistir.

Entonces fueron a enfrentar al monje católico, y este, sin temor, invocó nuevamente el nombre de Jesucristo, llamando también a su ángel custodio en su defensa. En ese mismo instante, todos los miembros de aquella familia que estaban enfermos quedaron sanos, y una paz desconocida descendió sobre ellos.

El monje les habló con ternura y autoridad sobre cómo Jesucristo, el Hijo de Dios, con su preciosa sangre, purifica nuestra sangre contaminada por el pecado y rompe toda alianza con los espíritus impuros. Muchos de los que escucharon creyeron, y algunos fueron bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, comenzando una nueva vida en Cristo.

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