su estrategia principal es atrapar al hombre en sus propias negligencias

Señora, a mis lágrimas y suspiros: visitad


"Bendita entre todas las mujeres. Los ojos faule dulces y suaves, María, Virgen Santísima, y bendita entre todas las mujeres, con toda suerte de bendiciones. Vos sois el ameno y deleitoso prado adornado de rosas y flores eternas. Vos sois la bellísima Rosa de Jericó, que esparce regaladísimo y fragante olor de inestimable suavidad. Todos los ángeles se maravillan de vuestra belleza, todos se gozan mirando vuestro glorioso semblante. 

"Señora, a mis lágrimas y suspiros: visitad y consolad a este vuestro siervo inútil, y alcanzadme de mi Señor el perdón de mis pecados.

Virgen Santísima, id a Belén. Los ojos faule dulces y suaves, María, purísima doncella delicada, que estando preñada salisteis de vuestra casa en compañía de vuestro esposo José para ir a Belén a pagar el censo, como todos los demás pagaban, y sobreviniendo el tiempo de vuestro dichoso parto, no hallando lugar cómodo donde poder reposar, elegisteis por estancia un establo donde paristeis al Rey del Cielo. Yo os suplico por aquel gozo que en aquella hora tuvisteis, viendo nacido de vuestras entrañas a nuestro Redentor y remedio, que gobernéis los afectos de mi alma, para que yo no ame viciosamente cosa alguna."

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